Las capacidades que posee el ser humano -parte de su esencia misma- para gobernarse puede llegar a superar los límites de su propia vida. La gobernabilidad como una intención que tenemos de hacer el bien, a mi parecer no existe, el gobernar permite tener poder, el poder permite tenerlo todo, por lo cual los ciudadanos sucumbimos ante la tentación de llegar a gobernar para ejercer ese poder.
Hacer política en el campo de lo político, requiere contar con una madurez democrática excepcional, en Bolivia, nos emborrachamos de inmediato con la intención de conquistar el poder, para muestra basta un botón, los candidatos sin posibilidades claras de conseguir objetivos claros se postulan a trochi y mochi como si fuera la elección de un club o una comparsa.